Pensaba que el mar se tragaba al
sol.
Creía que la luna era más grande
porque tapaba al sol en los eclipses.
Que el mar tenía un final.
Que debajo del mismo habían
monstruos (Culpe a furia de titanes por eso)
Que la gente se moría en las
tardes.
Que los niños nacían por la mañana.
Que la noche era para los
velorios.
Que los lunes se moría más gente.
Que los domingos era finales
constantes.
Que el martes era el mejor día.
Pero no tanto como los jueves.
Que al mar lo preparaban
echándole sal.
Que los muelles eran una
carretera directa para el fin del mundo.
Que el fin del mundo era debajo
del mar.
Que también el mundo fue parido
por el mar.
Que el cielo usa al mar como
espejo.
Que el agua era espejo del alma.
Que el alma estaba en el pecho.
Que en el pecho estaba el
corazón.
Pero que el corazón tenía la
forma como lo venden.
Que la sangre era roja porque se
amaba con ella.
Que el sol puede estar en los
ojos de alguien.
Que la luna era la sonrisa de las
mujeres.
Que quiero pensar que todo lo anterior
sea verdad, pero no lo es. Solo queda la música con los recuerdos, en el humo
del cigarrillo, el cual de adulto siento que son aquellos soplos de vida que
matamos para poder pensar en que la vida está para ser vivida. Aunque en cada
soplo se nos vaya aquello que luego queramos volver a tener: la vida.
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