Era hora de retomar escribir acá
y no es para menos. La coyuntura actual del país impide ser indiferente por lo
que se va a jugar en las urnas este 2 de octubre. Soy muy honesto: soy un escéptico
en todo, no puedo tener un escepticismo selectivo según la situación o según mi
conveniencia y esta vez no será la excepción, sin embargo tengo tres
escenarios:
Votar SÍ.
Si voto por el SÍ lo haría con la
convicción que esto sea sostenible, que Colombia no vuelva a tener épocas tan
nefastas como entre 1996 y 2001, en que literalmente era un infierno. Votaría
SÍ para que las condiciones que generen otro conflicto armado no se vuelvan a
repetir. Votaría SÍ para mucha gente tenga oportunidades de volver a sus
tierras y poco a poco restaurar la vida para las futuras generaciones, en las
que las heridas no estén tan abiertas como hoy en día. Votaría SÍ no para estar
en contra de Uribe (y miles están viéndolo así) sino para respaldar un esfuerzo
que se está viendo un poco menos insostenible en comparación a otros y que está
siendo vigilado por al comunidad internacional.
Votar NO.
Si voto NO, lo haría porque no me
cuadra la cantidad de burocracia que se va a formar después de los acuerdos,
fondo de esto, fondo de lo otro, y acá el dinero público es la carnada de los
corruptos, de los contratos, de los carruseles, del despilfarro. Votaría NO
porque el asunto del narcotráfico sigue igual, por más que las Farc denuncien
rutas y demás, no se sigue tratando el asunto de las drogas como algo de salud pública,
es seguir buscando la fiebre en las cobijas. Votaría NO, porque en este mismo
instante las Farc NO están desarmadas y si bien el desarme será gradual, aún
tienen las armas en su poder. Finalmente votaría NO ante una declaración
nefasta de Juan Manuel Santos en que fue claro en decir: o votan sí o habrá
guerra urbana, que es peor que la rural.
No votar.
¿Cobardía? No creo, porque muchos
personajes han vuelto el SÍ y el NO como un conflicto de lealtades entre egos
de personas como Uribe y Santos. No votaría porque no quisiera que mi voto sea
una estadística en la que el SÍ lo asuma Petro como un respaldo a llamar una
nueva constituyente; que Uribe lo asuma como un rechazo a que venga el
castrochavismo; y que Santos lo tome como un baño de popularidad.
Sin embargo, hay un punto de
quiebre…y sería el siguiente ¿Cómo desligar la voluntad del voto y la elección
de los intereses que están rodeando los votos de plebiscito? ¿Cómo evitar que,
un ejercicio libre y crítico al momento de votar, no termine siendo usado a
favor de causas que uno no apoye? ¿Cómo dejar de ser un número más?
¿Y ud? ¿Votará libre?
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