miércoles, 25 de octubre de 2017

La trampa

La comunicación y los imaginarios lo soportan todo en este mundo y más desde que el humano es humano: desde la cultura en sí. El lenguaje y la comunicación permiten crear lo que bien se nos antoje, atravesado por las diversas formas de coerción que existen en la actualidad y la política no es ajena a ello.

Sería bueno pensar ¿Qué tanto el astuto finja ser un idiota para conseguir otros fines y los idiotas sean los que se creen astutos y caen en el juego de los primeros? Personas como Alejandro Ordóñez y Maria Fernanda Cabal son más inteligentes de lo que se puede creer. Al primero le buscan la lengua para decir que quemar libros es un acto pedagógico, a la segunda la agarran diciendo cosas como que el comunismo es la forma más salvaje de capitalismo y demás pilatunas. Pensemos un momento ¿Qué buscan con eso? ¿Por qué buscan provocar a la opinión pública, de los que se dicen ser los informados y consumidores de medios? Se pueden pensar en mil respuestas, pero al menos yo lo veo de esta manera: jugar con las percepciones que tienen de ellos como los brutos y los otros como los inteligentes, por ende les tiran la pelotica para que jueguen con ella, mientras ellos buscan más votos porque no tendrán a los informados detrás de ellos por estar haciendo mofa de sus chascarrillos.

Puede ser una explicación ridícula, pero pensemos lo que pasó en agosto en 2016 con el tema de las dichosas cartillas de “ideología de género” mientras Ordóñez y la Cabal decían sus “argumentos” quienes se oponen a ellos, se dedicaron a indignarse, a expresar su descontento. ¿Mientras tanto? Padres, profesores, estudiantes y demás asociaciones fueron nutriéndose y el resultado fue atronador: no menos de 50mil personas rebosaron la plaza de la paz en Barranquilla, en un río humano que sobrepasaba las ocho cuadras a la redonda. ¿Lograron su cometido? Por favor.

La estrategia se repite en 2017 en miras de las elecciones de 2018: una periodista le pregunta directamente a Ordóñez si volvería a quemar libros, a lo que él responde que sí. Paremos un momento en esta situación. ¿Qué otra respuesta buscaba Yolanda Ruíz? ¿No sabe ella quién es Ordóñez? ¿Fue inocente? ¿Le entra al juego para generar la provocación? Eso solo lo sabrá ella. Pero no deja de ser curioso que la comunidad informada se quede analizando tal respuesta provocadora y no se inquiete siquiera por saber si ese señor propone algo para la economía o algo en miras de su campaña o lo peor de importa ¿Le importa a los periodistas de los grandes medios? Acá es donde me empieza a oler una compinchería toda rara.

¿La Cabal? Es otra, sus tweets sobre García Márquez, sobre temas como la ideología de género, de tomarse fotos con el pastor aquel y demás situaciones que suscitan opiniones viscerales entre sus opositores, quienes asumen un rol de indignados, de insultar (aunque es chistoso hacerlo) pero mientras pocos se burlan y hacen mofa: ella conquista a otros miles para sus fines, que si bien no tiene votos para ella en persona, sí los busca para una causa más grande.


¿Son ellos los ignorantes? 

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