martes, 6 de septiembre de 2011

Rosas perdidas

Guardadas en la textura de tu mirada, de tus ojos que renacen cada amanecer, en tus sueños diurnos, aquellos que te hacen desprender de la realidad, de tu mundo, de tu alrededor. Tímida como las gotas de rocío que caen sobre sus petalos, suave como la textura de su piel rosada, alumbrada por los rayos del sol, cobijada por una caprichosa luna que ilumina tus parpados a través de tu ventana, como guardiana de tus sueños y celosa de tus silencios nocturnos.

Palabras disfrazadas de emociones, emociones al vacío de unos sentimientos difusos, y los sentimientos convertidos en añoranzas de aquello que se sueña querer pero no se quiere soñar, tal vez el temor a poder tenerlo, o que al tenerlo desplace un deseo mas intenso en el ser, en la soledad, en la vida y en cada ola que golpea una inerte roca en el mar.

Si bien la rosa eres tu, debiste tener un espejo en cual reflejarte y sentir que no solamente eres delicada, sino que quien te tome de mala manera, puede salir herido.

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