lunes, 26 de agosto de 2013

Las causas pueden solas.

En Colombia es común ver oportunistas en cada dificultad que atraviese el país. Cuando hay crisis diplomáticas salen los ex-presidentes a dar cátedra sobre lo que no supieron hacer estando en el poder; cuando hay problemas sociales salen políticos casi quemados en las urnas a apoderarse de la vocería de personas decentes y cansadas de la situación. Por no hablar de los partidos de garaje que buscan, en la revuelta, adeptos necesitados de una voz colectiva legitimada que le permita ser escuchados en la sociedad.  Como ciudadano me pregunto ¿Por qué se tienen que meter? Obviamente sin liderazgo las causas perecen, pero considero que dentro de las mismas causas pueden salir nuevos líderes, alejados de las viejas mañas del poder y mostrarse como una verdadera opción.  Alguien que realmente haya vivido las causas de las protestas.

El ejercicio de la política a favor del pueblo, totalmente de acuerdo. Pero de ahí a buscar formas de protagonismo de manera coyuntural es otra cosa. Vemos ahora como el paro campesino ha llevado a los precursores del neoliberalismo como defensores de los campesinos, siendo que ellos no pudieron y no supieron preparar al país para lo que se venía: los tratados de libre comercio. No soy economista, pero se supone que en esos tratados cada país debe contar con la infraestructura y capacitación a todo nivel para entrar a COMPETIR con otros mercados. Si se habla de competencia, lo menos que se puede pensar es en estar preparados y tratar de improvisar lo menos posible.

Volviendo a las causas y sus ladrones, vemos pasajes curiosos que rayan en lo triste y lo ridículo. Todo depende del gobernante de turno, eso acomoda la ideología para poder quedar siempre bien ante los futuros electores, los cuales suelen tener muy mala memoria. Por lo general las comunidades denominadas vulnerables son las que peor llevan, porque en ciertas coyunturas son lo urgente pero nunca lo importante. Ahí la diferencia, lo importante y lo urgente, el oportunista es experto en lo urgente y un incapaz en lo importante ¿Por qué? Porque lo urgente es la forma y lo importante es el fondo.

Protestas, manifestaciones e incluso las vías de hecho son las diversas formas que adquiere un fondo que ha sido callado por décadas, es hablar desde lo observado. La importante  no es mediar la protesta, eso es lo urgente; lo importante es ver como impedir la REPETICIÓN de la protesta. Es atacar desde la causa más que intervenir en sus consecuencias, estas últimas caben dentro del aparato de represión, la causa necesita diligencia, ideas, reformas. En últimas, aquello que es aburrido de debatir.

Ahí reaparecen los oportunistas, metido en las consecuencias, robando lente, mojando prensa, buscando ser aquella voz de un inmenso grito por años ignorado. Se arregla lo urgente y lo importante vuelve a ser apartado, hasta que la paciencia se vuelva a colmar y de nuevo surgirán aquellos ladrones de causas justas a posar de mártires. El liderazgo puede salir de la misma causa, estas hablan solas, en los sucesos, en los procesos que conllevaron a su actual situación y que ningún oportunista conoce desde la comodidad de un sofá y conexión Wi-Fi.


Cuando el colectivo se personaliza en una figura, pierde fuerza al verse sometido a un personaje que garantiza una voz temporal a un problema permanente. Los oportunistas pasan, los problemas se mantienen. 

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