domingo, 9 de octubre de 2011

Carta sin remitente

Trastocaste mis sueños, alteraste mi visión de las noches, de la lluvia, de la luna y el mar. Ahora no sé qué hacer con el azar que me espera tu silencio, la manera en que te pienso ya no es común, no eres una más que puedo ver en la calle, en una noche, en una mañana de madrugada, no sé hasta qué punto puedas llegar a convertirte en objeto de todas mis inspiraciones nocturnas, en mis fantasías diurnas.

¿Ahora? No sé, no quiero pensar si esto será pasajero o será eterno, no quiero pensarlo ni soñarlo, solo que cada minuto que te traigo a mi mente es un viaje de sentimientos, de historias por vivir, de pasados por contar y de la incertidumbre de unos ojos que te habían esperado antes que nacieras, que aquel tiempo caprichoso que te trajo a mi vida, a veces tan lejos, a veces tan cerca, así es como vives en mi vida, me estás haciendo perder la orientación de mis ideas que termino plasmando con mis dedos.

Quiero olvidar aquello que parece “indescriptible”, quiero estar sumado a un nivel de entendimiento de mí mismo, de mi persona, de quien soy, de buscar la forma de descubrirme a través de tus hermosos ojos, de tu sonrisa, del olor de tu piel, de tus pensamientos, de tus tristezas y alegrías. Estoy solamente con la sensibilidad que me inspira tu imagen, aquella que ya no existe en el delirio de un humo que sale de mi boca, que te hacía dibujar sin forma, el humo entrelazado en la oscuridad solo dibujaba una silueta femenina, ahora eres tú la que encaja en ese espiral que sale del azaroso camino del vicio.

No se tu respuesta, no puedo imaginar aquello que no siento, no puedo pensar en lo que sueñas, en tu celoso silencio eres la dueña de tu sentir. Solo me queda tratar de imaginarte a mi lado, que así como viniste, poder tenerte, como te dije no sé por cuánto tiempo, solo quiero estar en un pasado continuo contigo.

Si mañana muero, ya no sentiría la culpa de haberme ido de este mundo sin despedirme de ti, tú sabes cómo es la muerte de caprichosa, pero no temas, si llego a morir en el anonimato del sentimiento, ten presente que ya todo habrá acabado, porque renuncie a la eternidad del recuerdo, y prefiero la del olvido. No serán necesarios los reproches o el “hubiera”, porque tal vez nunca hubiera existido, te repito, tú sabes como con los cambios del tiempo-espacio en este mundo.

Por eso las líneas, por eso aquellas palabras, porque quisiera pensar que esto depende de los dos, de dejar de escondernos, de jugar a quien busca a quien, me encontraste ¿Crees que no lo sé? Pero no sé cómo operen tus miedos, si es que los tienes, pero déjame decirte que quiero oírlo de ti, no creas que no me muero de ganas de decírtelo, pero ha habido ya cosas demasiado obvias como para pretender creer que nada está pasando. Pero mi paciencia puede acabarse, así que no te sorprendas al saber en qué has convertido a un hombre, en un soñador de tu mirada, en el guardián de tus sueños, aquel que pretende hacer de tu vida un pasaje menos doloroso, pero sabes que el sentimiento puede apagarse…mientras, lo mantengo vivo pensando en ti, así como puedo imaginar en mis sueños que lo haces conmigo.

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