Debido a que he dicho muchas cosas en este blog, y me da vaina repetir temas, hoy desempolvé este escrito que hice en octubre del año 2005, y quisiera compartirlo con ustedes, no le cambié ni media tilde, se va tal cual lo terminé aquella noche calurosa.
Día 3
Hoy recibí la mejor clase de ortografía de toda mi vida, no crea usted que escribo cajón con “g” o chulo sin “h”, ni idiota que fuera, lo que estoy diciendo es que una bella chica, la cual estoy pretendiendo, me enseño sobre el acento en las palabras. Recordé mis días de colegio, en esa maldita selva prebisteriana, en los cuales se hacia énfasis en los acentos a puntas de palmadas, en las cuales mientras se decía la palabra silaba por silaba se aplaudía y donde sonara mas duro la palma en la silaba, ahí tenia el acento o mejor dicho la tilde.
Pero, para serle franco, casi no me importaba lo que me estaba tratando de decir, como buen estudiante que no le importa lo que diga el profesor, lo que me importaba era verla, sentirme mas libre, verla hacer palmas con esas manos tan bellas y para mas coincidencia puso de ejemplo una de mis palabras favoritas “escándalo”, pero hasta esa palabra que suele ser tan sórdida, en ella se escuchaba dulce….creo que hasta una mentada de madre se le oiría bien. Me toco cambiar de lista de reproducción de mi computador, estaba colocando canciones que no me tocaba escuchar…de hecho, ahí una canción patética que se llama “dream on little dream on me”, no se porque razón la seleccione, no tengo nada en contra de ese tema…simplemente no me gusta sentirme triste sin necesidad, por eso la cambié y ahora escucho “simpathy for the devil” de los Stones, al menos se adecua mas a mi estado mental y afectivo actualmente.
Dejando atrás esa clase, al menos en este papel, hoy me puse a hablar con la poca estirpe intelectual de mi universidad, o al menos la que yo conozco, estábamos discutiendo sobre el patriotismo barato, que por ya algún tiempo viene invadiendo las míseras cabezas de la mayoría de mis compatriotas, se trata de sentirse superior por la tierra de la que uno es, creo que hasta un nazi se espantaria de un colombiano frenetico de patria como los que abundan en la actualidad. Es que mi país siempre ha sido un acto de bestias, la mayoría son estupidos, imbeciles, conformistas, tramposos, envidiosos…….en definitiva soy un desadaptado social y sepa usted que me siento muy orgulloso de serlo.
Pero si usted nació en colombia, comió de colombia, vive de colombia….esa maldita cantaleta la escucho casi todos los días de mi vida, ya se podrá imaginar que no vivo tan tranquilamente con las demás personas que me rodean. Alguna vez escuche “los intelectuales no tienen patria”, y tiene razón, o sea ¿como se puede poner un ser humano en esa maricada de idolatrar un trapo, entiéndase bandera, a ídolos efímeros, de creer que alguien que le toco marcharse del país y que después triunfa reclamar ese triunfo como propio?, claro, no me consideran un intelectual y sepa usted amigo mío: lo que menos desea un verdadero intelectual es imponer sus valores y que estos sean tomados como leyes, siempre he creído que con una buena educación las leyes y las normas son innecesarias.
Puedo decir que sé lo que siente una persona cuando es discriminada por no gustarle lo que le “debería” gustar, y en efecto es así, ahí le van unos ejemplos: soy amante del buen fútbol, por eso no me gusta la selección colombia más si me gusta la selección argentina; no me gusta oír a Diomedez pero me encanta oír Cerati……..y supiera usted lo que la mayoría de las personas, ojala usted no pertenezca a esa mayoría, piensan de mí al exponer mis gustos bien sean musicales o artísticos….es aterrador, pero a la vez, al sentirme diferente, me entra un goce igual de indescriptible a un orgasmo y digo “Me siento bien al llevar la contraria, no porque quiera, sino porque son mis verdaderos gustos” he visto a mucha gente que lleva la contraria por simple capricho y ese no es mi objetivo, porque el caprichoso busca llamar la atención mientras que el rebelde trata de ser feliz entre tanto conformismo, siendo el mismo y no una copia de alguien mas.
Siempre he pensado que el verdadero rebelde no sigue a nadie, es mas ni siquiera tiene un patrón a quien rendirle culto, que tenga influencias ¡claro que sí!, pero estas no deben absorberlo, porque perdería el encanto de su transgresión a las normas de la sociedad que siempre trata de tener a un padre castigador que le recuerde de la peor manera la norma y eso es un componente básico del control social.
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