domingo, 11 de septiembre de 2011

Devaneos


Libre como un ave, sin la jaula de la razón me dispongo a volar libre, hacer nido en las cabezas de quienes dijeron apreciarme, poner huevos de melancolía para cuando nazcan aves rapaces que te hagan volar con los pocos recuerdos que tienes de mi, así como de la misma manera que antes de morir me hayas olvidado. Ahora me dispongo a ir donde el viento no lastima, donde el agua no existe y donde solo quedará a la vista de otras personas, sin que ya nada pueda lastimar, donde ya nada haga reír, donde simplemente se establezca en una pesadilla pasajera que se curará con cada noche de sueño. 


Estar viendo tus ojos, aquellos que solo existieron en delirios temporales de una fallida unión, esos mismos que se han de pudrir alguna vez, porque al igual que yo, eres una simple mortal. ¿De que presumes? como si al perder un ojo este te volviera a renacer como tal, así que ahórrate tu tiempo en pretender hacérmelo perder a mi. No vuelvas a confiar en unas palabras llenas de cinismo, de unas promesas olvidadas en una noche de insomnio, en unas palabras que duran mas que una gota de agua en el suelo en un día de sol.

¿Dolerá un disparo? tal vez no tanto como ver la sangre salir de todo el cuerpo hasta sentir el frío y el posterior adiós en silencio. Pero no es el asunto, no creo que 1 día mas en el mundo duela mas que un disparo que sea el fin de todo, no se puede comparar la nada de la muerte con la agonía de la vida, de ver como se acerca el final cada vez mas, saber que no tienes un día mas de vida, sino un día menos. 


Piensa, si tienes presupuestado morir en 30 días, no puedes ser tan ingenuo que al despertar tienes un día nuevo, tienes un día menos que hubieras preferido no haber vivido, ahí es donde te encantaría que el tiempo no pasara, mas no cuando estabas tratando de hacer tu vida a las carreras...si ves que el único dueño de tu vida son cada segundo que respiras y que cada aire lo sientes como corrientes de arsénico que poco a poco acaban con tu existencia.

Ahora es la vida la que cada vez se parece a la muerte, aunque se ilógico pensarlo porque quien haya conocido la muerte no la puede presentar, es tal vez el saludo mas largo que nos toque dar alguna vez. Así como se asoma la dignidad de ser un recuerdo y no mas una patética existencia, de ser un olvido intencional a ser una imagen forzada, ahí es donde la superioridad del fin se hace notar, haciendo insignificante el estar, volviéndolo simplemente una anécdota que será llevada por el viento de la desidia para nunca mas volver a aparecer, retornando a esa nada de donde nunca se debió haber salido alguna vez, donde solo era un deseo, sin objeto, sin sujeto.

Volar en soledad, lejos de las compañías esquivas en los momentos de dolor, donde la nostalgia aparezca siempre en el humo del cigarro, en el fondo del vaso de licor, en las viejas fotos, tal como la imagen del rostro en el ataúd. Tallando un adiós en cada beso, como si fuera una letra del epitafio que siempre dirá...

"No me extrañes, porque no habrá mayor falta que tu presencia en esta fría bóveda, no sentiré que me extrañas, porque nunca volveré a sentir que me esperas de nuevo.".

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