lunes, 7 de marzo de 2011

T.Q.M.E.P.D

Su noche no había sido la mejor, acaba de descubrir que lo que mas amaba en el mundo se le había ido, su alma había quedado desnuda ante el viento de la indiferencia de amores pasajeros, quedaba a la deriva de sus sentimientos, aferrado a unas soluciones encapsuladas, las cuales en el trance lo traicionaban y en pleno efecto soñaba con su amada...le parecían interminables esas pesadillas cargadas de erotismo, de unos besos que no fueron y de un sexo fantasioso. Trasegaba en su vida buscando algo que le permitiera seguir soñando, alejándolo de ese sueño de ver sus sesos pintando una blanca pared, solo le quedaba su soledad que le parecía insoportable, no habían peores voces que las de su maltrecha conciencia, las que le hacían ver que cada vez se acercaba a ese final, a esa nada que le garantizaba el que otros se sintieran menos incómodos con su presencia.

Soñaba con los ojos de su amada, quería perderse en ellos, pero al estar los ojos de ella cerrados no podía hacerlo, solo le quedaba verla maquillada con el vidrio de su ataúd, con sus labios pálidos que no expelían suspiros algunos, con sus mejillas pálidas en las cuales se refleja por el cristal que le había puesto el limite de la vida con la muerte. No podía abrazarla, la prisión de madera con barniz se lo impedía ...ahí la veía  como si estuviera dormida, ya no despertará jamás, sus neuronas no solo están muertas para ella, sino para el amor que le profesaba en vida, en esa vida que poco había durado..que se le escapó en sus manos lentamente, que se le fue y que nunca volverá.

Solo se desvaneció ante la mirada del vigilante de la funeraria, su amada al igual que el era uno de los tantos muertos anónimos  de esos que nadie llora y nadie los siente, en las que su muerte solo es un mero tramite de papeles ante la clínica y el censo de la población, si fue un cero o un numero seis, no importa. Solo le importaba verla bella por ultima vez, que hicieran lo posible que el rigor mortis le dejara una sonrisa en su boca, era lo único que pensaba en ese momento del desespero de al menos ver a su amada en aparente felicidad, mientras se pasa por la boca el último cigarrillo que ella se fumó, del cual sentía su saliva y se imaginaba estarla besando..

¿Ahora que? cada segundo se basa en el hubiera, no hay siquiera un hubo o un quizás  que le haga cambiar su fantasía mórbida, todo es irreal, las noches son eternas, los días pasan rápido porque el sol le hacia ver florecer las pocas flores del cementerio donde ahora reposa su amada, la noche las marchitaba y su vista no tenia deleite alguno. Fiel guardián de su compañera amada, se hace a un lado de una bóveda donde habían enterrado al borracho del pueblo se volvió en su nueva cama donde a través de su pensamiento penetraba la fría pared para imaginarse a su amada, tranquila y feliz, solo eso le dejaba dormir en paz...solo en paz, dándole un beso todas las noches a su lápida diciéndole....Te Quiero Mucho En Paz Descansa.

1 comentario:

Sally Carver dijo...

Lo dicho: es un texto puramente romántico. Y cierto ES que algunos cuerpos no son más que discretas lápidas.
Un gusto.
P.