sábado, 25 de mayo de 2013

Mutua repetición.


Repetir personas, no es que hayan duplicados de cada mente. Sino de vivir situaciones muy similares, casi idénticas, con varias personas. No en vano hay quienes dicen “Siempre me pasa lo mismo” inconformidad fotocopiada de vivencias. Cuando se siente repetir personas, se busca por todos los medios expresar de otra manera, evitar decir cosas ya expresadas con anterioridad. Está el acto, el sentir que de nuevo se está con el pasado, siempre vestido de novedad, al menos así se quiere creer.

Repetir palabras, implica tratar de volver a vivir aquello que pasó con alguien que en nada se parece a lo anterior. Buscar encarcelarlo entre los recuerdos y no dejarlo ser más allá de nuestras propias ganas que sea aquello que se perdió alguna vez, pero que ahora vuelve en cuerpo ajeno, investido de viejas palabras, de viejas canciones. Es matar su originalidad, volverlo copia de algo vivido, no por menos doloroso.

Repetir personas con nuevas palabras, implica un afán parcial de dejar atrás aquello vivido, que la nostalgia se mantenga alejada de la novedad expresada con palabras, pero con aquella forma que indudablemente, bajo el disfraz de novedad, esconde aquello alguna vez obtenido y luego perdido. A su vez que se busca por todos los medios sentir esa sensación de haber superado el pasado, de sentir que no son las mismas canciones, los mismos sueños, todo cambia, todo avanza, sobre el mismo punto. El ayer.

Repetir palabras con nuevas personas, implica estar en medio de espejos, donde solo existe aquella persona que piensa la originalidad como una forma y no como un fondo. Es pretender aniquilar todo aquello que la otra persona pueda decir ¿No ve que eso le cambiaría el viejo discurso? No podría encontrar aquellas palabras que le hagan sentir de nuevo en su sentido, porque el sentido ya está marcado, no tiene salida. Es lo seguro y doloroso por lo incierto e igual de doloroso. Pero es la anestesia, que ahorra el haber ido más allá de la nariz.

Siendo sustitutos presenciales o lingüísticos, siempre cubriendo faltas ajenas a uno y el otro en el mismo papel. La repetición es la vida, es un río circular (Para que Heráclito no venga a joder ahora) el agua fluyendo constantemente, por los mismos paisajes, creyendo que se depura en su regreso, cuando solo busca volver a regar aquella flor en el prado.

En un ideal sería decir cosas nuevas con personas nuevas, o al menos creer que sea así. Las palabras ya existen, las personas también. Haciendo que la falta sea un dolor nuevo, no la costumbre que tiene guardada sus excusas en medio de lo incierto, para que hagan sentir caer en lo conocido, igual ya se conoce la salida. Volverse a perder, para que la repetición sea placentera, repetir el sentimiento individual, no lo que ya no nos volverán hacer sentir. Solo porque lo anterior es mutuo, nadie escapa a ello, ni la muerte lo conseguirá porque tal vez le lloren con lágrimas que fueron para alguien más. 

No hay comentarios: