Tímidamente él esperaba que pasara, ni
tonto que fuera, sabía perfectamente la magnitud de su parsimonia afectiva, lo
que esta le había costado, y seguía costándole en su vida. Pero no quería el
sufrir. Y estaba en todo su derecho, tal vez su excesivo libertinaje le impedía
ver las cadenas con que ella lo podría amarrar, para toda la vida tal vez, ya
poco le importaba si ella lo hacía preso de su mirada o de sus deseos. Ella no
se quedaba atrás, podría decirse que eran un par de ciegos que nunca se habían encontrado
en su interior, igualmente ella seguía buscando alguien que la hiciera existir,
que le importara a alguien, pero sabía lo que eso le significaba en su vida, no
era fácil, tendría que rendir cuentas. Era algo a lo cual no pensaba exponerse
nunca en su vida. Mientras él esperando a que la otra parte cediera. Como si se
tratase de algo extraordinario, tal vez una desgracia más, no lo tenían
pensado, como tampoco lo habían sentido.
Ella deleitaba cada bocanada de
tristeza, de soledad, de libertad, era ese devenir al vacío a lo cual no
pensaba renunciar. Al igual que él. Solo, también en su propio vacío, él
buscaba la manera de imaginársela dentro de una espiral de humo derivada en una
de esas más de treinta fumadas diarias , en esa espiral agridulce de deseos que
se desvanecen con la más ligera de las brisas, de aquello que se desvanece con
un tibio rayo de sol al amanecer. Qué situación, que calamidad, tan cerca y tan
lejos al mismo tiempo, tal vez se hacen los estúpidos, pero cada uno de ellos sabía
a lo que se exponía si cedían algún terreno de libertinaje, de sus propias
bocanadas, de su propio devenir interno. Tanto era perder. Era mejor seguir
escondiéndose, de jugar al escondite con sus miradas, siempre se miraban, ni
cuando veían sus iris en el espejo les causaba tanta curiosidad, solo que ahora
entre los iris se peleaban por el título del mas vacío, del mas tibio, del más
frío, del mas inexistente, de cual mirada era más patética que la otra. Ya les
quedaba poco tiempo.
¿Y ahora qué?, con qué cara se iban a
seguir mirándose, el entre el humo y ella entre sus bocanadas, ella hacia
dentro y el hacia fuera, el camino era cada vez más difuso, pero más claro en
la afirmación en no ceder ni un centímetro de libertad a cambio de la
desesperación de los deseos reprimidos. Ella seguía derrumbando los castillos
de hadas que soñaba estando niña, buscando romper de la manera más brusca el
lazo de fino encaje en sus vestidos de niña, de las hebillas de sus zapatos de
charol, de cambiar la forma de ver el sol, la noche y las estrellas que
nostálgica, y testarudamente, se esforzaba por crearlas dentro de su
imaginación, ya nada le eso le servía, en su mente sonaba HAY ALGO QUE TE
QUIERO DECIR Y NO ME ANIMO, ya estaba aburrida de esa frase, pero seguía
sonando sin césar dentro de su cabeza. Él no se quedaba atrás, también buscaba
liberarse de sus propias cadenas infantiles, de los pantalones zancones, de la
peinilla amarilla, del shampoo de manzanilla, entre otras cosas, y volvía una y
otra vez en él HAY ALGO QUE TE QUIERO DECIR Y NO ME ANIMO.
HAY ALGO QUE TE QUIERO DECIR Y NO ME
ANIMO.
Esa frasecita les atormentaba la cabeza
a ambos, ya no sabían que hacer, presos de sus recuerdos, de sus libertinajes,
de sus vicios, ¿Qué faltaba ahora? SOLO QUIERO VIDA PARA ESTAR CONTIGO, tan
nefastas canciones se asomaban en ambos, se sentían hastiados. Ya esto no lo
arreglaba ni Lerner ni Donato y Estefano, hubo algo más penetrante en ellos
dos, ella y él, él y ella, par de ciegos que ya no encontraban la forma de
sentirse menos miserable el uno de la otra, la una de otro. ¿Qué venia? ¿Qué
podía sonar peor?, ya ni los ínfimos suspiros a distancia podían remediar lo
inevitable POR MUCHO QUE INTENTO NO RECUERDO TUS DEFECTOS, eso era, tan
difícil, pero que a la vez había que iniciar, conocer los defectos para luego
olvidarlos el uno de la otra, ella del otro, eso por lo menos le remediaba su
desesperación, ya nada podría venirse pierna arriba en ambos, más bien se veían
las piernas venir entre los dos.
LAS MIL Y UNA NOCHES, PORQUE
ESTOY…ATADO A UN SENTIMIENTO.
Ya todo era cuestión de volverse a encontrar, dentro de las miles de
miradas en la oscuridad de la noche, ya todo estaba presto, ya lo siguiente
estaba totalmente abolido y exterminado HAY UN LIMITE QUE ROMPE EL DESEO, ya
esa frase les parecía insulsa, estúpida y fuera de todo estado interno, no eran
primeras veces, eran múltiples veces, se corría con el error bajo la mirada y
la sombra del fracaso como. Todo quería volverse lo siguiente, QUIERO SER
EL ÚNICO QUE TE MUERDA LA BOCA, y en caso morir desangrados los
dos. Pero no, otra vez la indecisión de ambos se tropezaba, huy no que jartera,
siempre lo mismo, otra vez echar maquinas atrás, desesperaban, fastidiaban,
cansaban a sus amigos con sus mismos argumentos estúpidos sobre la libertad, ya
nada era igual, al final el encuentro no se dio, de nada les sirvió esos
instantes de sentirse con las riendas de su vida, de manejar esas bocanadas,
esos sueños fallidos, el destrozar los recuerdos, todo volvió a ser igual,
seguir sin nada y siempre rodeados con las personas con las cuales
crecieron…CÓMO HEMOS CAMBIADO!!!!!
Cosas Sueltas.
¿Y en que quedó?, si quería un final
feliz, o por lo menos un final, hay bastantes telenovelas en la televisión que
lo(a) pueden satisfacer.
Si, fue algo cansón…..pero hay más
compliques de los imaginados.
Intermitente, pero siempre presente.
No, no quedaron en nada…. ¿Acaso todo
en la vida lo terminamos?
…………………UN EXTRAÑO DESTINO, UNA OSCURA
VERDAD, TAN SOLO TROPIEZOS, AMAR O CALLAR…………o mejor decir….ELLA USO MI
CABEZA……
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