La idea de la existencia de una persona con un poder dentro de una comunidad, supone que los demás miembros de esa comunidad deben estar siempre por debajo de él, en lo que respecta al dictado y cumplimiento de las diversas leyes que rijan determinada comunidad. El poder que se le concede a esa persona, si hablamos de una sociedad primitiva, es de carácter irracional debido a que se emplearon estrategias de sometimiento como la excesiva culpa por los instintos y un enorme miedo infundado al castigo, el cual es cruel e incluso puede costarle la vida a quien trasgreda ciertas normas dentro de una comunidad.
Quien trasgreda las normas se expone a severas sanciones por interponerse dentro de los valores establecidos, los cuales también se fueron formando a partir de la culpa y el castigo a los demás miembros de la comunidad, que procuraban mantener un status quo que facilitara el sostenimiento de las normas y que estas fueran transmitidas de generación en generación, conformando una tradición que las hace mas fuertes e inflexibles a lo largo de la historia.
El aspecto innato del ser humano, es decir sus instintos, chocan con una sociedad que se encuentra establecida, la cual debe ser protegida de todo aquello que la amenace y que por lo tanto altere su legitimidad. Es aquí donde una idea de padre, entendiendo el termino “padre” en el sentido de la autoridad, el cumplimiento de la ley, el que procura tanto la premiación y el castigo, el que provee de un sentimiento de seguridad a quienes lo rodean. Entonces a partir de esa conceptualización del termino del padre es que se hace la inmersión de la persona, y de sus impulsos, a una sociedad la cual buscará por diversos medios el control de los mismos a fin de garantizar la permanencia de la persona y de quienes los rodean. Indistintamente si las normas son irracionales o no, lo que cabe en esa instauración de la ley del padre es que la persona se somete a unas normas y como tal debe cumplirlas, buscando por todos los medios frenarse de sus impulsos debido a que pueden verse como un peligro, tanto para el mismo y la comunidad.
La formación de la cultura a partir del ser humano, y de sus componentes tales como las leyes, la política, la religión, se crean a partir de un establecimiento moral que facilita a las personas adquirir comportamientos que vayan dirigidos a la satisfacción del orden social, para lo cual se hace necesario renunciar a la satisfacción inmediata de los impulsos, los cuales no necesariamente son agresivos y destructores del todo, sino como se le ha enseñado a las personas que los instintos son demasiado poderosos, lo cual no es tan erróneo. Se justifica la creación de normas que favorecen la aparición de varios sistemas de control y poder dentro de una comunidad, dicho poder y control radica en las personas, en sus pensamientos y formas de actuar, formando estrictos parámetros de comportamiento que garanticen la puesta en marcha de las diversas creaciones sociales que buscan un progreso a cambio del bienestar individual y la misma felicidad de las personas, felicidad la cual no contribuye al progreso de la humanidad.
Así como se constituyen diversas formas de control y poder en diversas sociedades, también se imponen criterios opuestos que tratan por todos los medios, incluso los violentos, de contrarrestar a quienes ya se encuentran en el poder y el control para imponer los valores que dichas personas crean convenientes, sin que esto sea sinónimo de progreso para una determinada sociedad.
Es importante tener claro que una oposición a una forma de control coercitiva no garantiza un cambio notable, tal vez solo sea mas restrictivo que el anterior, formando un sistema mas represivo de todo aquello que sea percibido como una amenaza para la sociedad y los intereses en común, para lo cual se necesita una estructura normativa que haga cumplir la ley en las personas que pertenezcan a una comunidad regida por personas que sean visibles y de conocimiento común con el resto.
La lucha por el control, tanto territorio como moral, conlleva a un sinnúmero de enfrentamientos entre diversos bandos que apoyen a uno o a otro que este empecinado en alcanzar la máxima autoridad de la comunidad. Si bien la causa del parricidio era la posesión de las hembras, esto sufrió una represión con el fin de frenar las cruentas disputas de los hermanos por la sucesión del poder paterno en la comunidad, aunque siempre se ponían los intereses de algún u otro lado para hacer prevalecer por medio de la fuerza excesiva una sobre la otra. El principio de la realidad le ofreció a las tribus ordenarse a partir del control de la posesión de las mujeres, y era esa ley la que precisamente motivaba a la violencia de carácter parricida en los miembros que deseaban poseer en la tribu.
La aparición del concepto de la culpa marca un momento histórico muy importante en la historia de cualquier civilización, por medio de este termino se puede infligir las formas mas primitivas de justicia y control social, debido a que se señalan comportamientos que no son aprobados por la mayoría de las personas de la tribu, lo cual conlleva a que la persona que cometa un acto de indisciplina sienta un nivel de culpa que lo haga sentir que es merecedor del mas fuerte de los castigos por parte de las personas que hagan parte de la creación y puesta en funcionamiento de las normas establecidas.
También el concepto de la culpa parte de la división que se hace entre lo que SI se puede hacer y lo que NO se puede hacer, o mas fácilmente el principio de Bien y el Mal, lo que constituye el logro mas significativo dentro de un establecimiento social, debido a que es a partir de esos conceptos se comienzan las primeras formas de justicia y legislación que le permitieron al ser humano convivir en aparente calma y justicia.
La forma en que se idealicen a los lideres de una tribu garantiza la permanencia de sus legados a través de la historia, no es suficiente la no presencia física del mismo para que sus imposiciones se sigan cumpliendo dentro de la comunidad, lo anterior se hace importante porque son las personas que siguen las mas primitivas tradiciones que se convierten en los agentes que las hacen perdurar, debido a que existe un proceso de introyección de las normas y costumbres a partir de la constitución de las normas que hacían ver lo bueno y lo malo.
Lo anterior constituye un modelo tradicionalista de las diversas normas que se fueron dando en el desarrollo de la tribu, las cuales muestran un carácter de inmutabilidad y de cualquier refutación por la sencilla razón que parten del establecimiento de un modelo de funcionamiento de universo, lo que también se conoce con el nombre de Cosmovisión, esa visión del mundo y su funcionamiento es la que le permite a las tribus ordenarse y explicar cualquier aspecto relacionado en la relación del hombre con el mundo. Ese modelo de una cosmovisión se muestra como un logro debido a que forma un paradigma que permite explicar cualquier suceso, esta no conoce ni las mínimas reglas de la lógica, que suceda a su alrededor para que después sea transmitida a través de las generaciones venideras.
El nombre del padre aparece como una necesidad de sentir protección y una ayuda que se escaparía a cualquier esfuerzo hecho por el hombre, cualquier esfuerzo humano por pretender equiparar el poder del padre siempre serán infructuosos debido a que es una fuerza que las mismas personas desconocen su poder de alcance. Y es precisamente ese poder de alcance es lo que produce un fuerte aferramiento al poder del mismo, porque este le provee de elementos que no pueden hallar en si mismos, elementos tales como la fuerza interior, la voluntad, la fe, la expiación de sus culpas, por esos mismos aspectos es que la necesidad del padre se conforma dentro de una gran constelación que incluyen todos los procesos sociales creados por el hombre (Religión, cultura, sociedad), para formar un solo proceso interno que rija todo lo anterior creado por el hombre en sus necesidades para que estas mismas sean satisfechas por las fuerzas que se escapan de su entendimiento y aprehensión.
Freud realiza una importante analogía entre los fenómenos individuales y los fenómenos colectivos comparando el comportamiento de los neuróticos con los ritos religiosos; en todos ellos la figura del padre, vuelve a ser el elemento explicativo clave debido a que es quien traza las normas y a quien se le debe tributo por las cualidades que se posean para la convivencia con las demás personas, este padre toma gran semejanza con el padre de nuestra infancia, el mismo padre omnipotente capaz de satisfacer esa necesidad; el adulto, indefenso y desamparado, recuerda con añoranza la protección que gozaba cuando era niño y, proyectándola, crea la ilusión de la existencia de un Dios padre y protector.
Apuntes realizados de Totém y Tabú, de Sigmund Freud. Año 2004, cuando cursaba noveno semestre de psicología.
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