jueves, 1 de septiembre de 2011

De amores y otras cosas

Ahí está, sus ojos están llenos de amor, sueña con recuperar eso que no tuvo conciencia de haber perdido, está feliz de volver a soñar con un futuro al lado del dueño de esos ojos que la enloquecen, está enamorada como la primera vez, su vientre no da abasto para las águilas que le vuelan por los intestinos. Ella no sabe que es perder aún, siente que todo el mundo se lo reserva para cuando lo necesite, tal vez en los ojos de su amado se encuentre una butaca en la cual la espera sentado, fumando el poco aire que le queda a su alma, que cansada ya de esperar busca rehacer una ilusión en el vacío de su corazón, de donde emergen sentimientos atorados, los cuales son liberados al son de unas canciones vacías que suenan sin parar en cada una de las estaciones de su piso.

Se siente feliz, siente que sus lágrimas no solamente son evaporadas por el olvido, sino que ahora son destiladas con los besos de su amado, convirtiendo la hiel en miel, lo amargo en dulce, el todo en una nada donde la vida no puede lastimarlos y serían felices en su agonía emocional. Cada suspiro era una corriente de aire, de veneno pasional, de unas ligeras gotas de saliva que quedaban después de largos besos, de esa unión que solo la vida podía separar, que solo el deseo carnal desviado a otros ojos podía aniquilar, y esfumarse con la misma intensidad de la creación del vínculo.

Ahora ella, la dueña de esos ojos penetrantes, de esos suspiros, la que poco a poco supo entrar a esa coraza de marfil que era su corazón, el cual estaba maltratado, ella supo sanarlo con palabras, con sonrisas robadas, con pequeñas palabras que actuaban como latidos en las venas, llevando la sangre a un estado constante de ebullición. Era ella lo que él nunca soñó, dejó de estar entre la espada y la pared, para luego estar entre su timidez y sus senos, entre la soledad y su compañía, entre sus palabras y el deseo...aquel que se despertaba con cada segundo de su compañía, ya sea de solo verla, tocarla o imaginarla.

Y sin querer, le llegó la hora, del adiós a la soledad que garantizaba tranquilidad pasmosa, para decirle hola a esa incertidumbre llamada...amor, y solo con ella correrá el riesgo, entregándose de cuerpo y alma a sus suspiros, a ser ahora el protagonista de sus pesadillas, el guardián de sus miedos y el protector del deseo..igual función ella con él, solo que ella era dueña de algo más de el...de sus ganas, de sus deseos, los cuales ella calma al vacío y el solo lo puede calmar con ella, juntos estarán, juntos morirán y juntos serán olvidados en cualquier momento de esta vida cíclica...

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