Cuento de hadas

Hola mi amor, he estado pensando mucho las cosas y quiero vivir contigo un verdadero cuento de hadas, en el cual tú seas mi princesa encantada y yo tu príncipe, pero antes de hacer ese sueño realidad, tienes que saber estas cosas.

Primero que todo, tienes que saber que en el pasado fui un miserable y asqueroso sapo, yendo de estanque de agua puerca a estanque, buscando cualquier rana desprevenida para poder hacerle el amor sin compromiso, ahora que he vuelto a mi estado natural, muchos sapos y ranas me reclamaran la paternidad y como tal deberán vivir en nuestro castillo, amada mía. Como son hijos míos, podrán dormir en nuestra cama, que los domingos lleguen todos a darme el beso de buenos días y tú al ser mi abnegada esposa cuidarás de ellos, ya te imaginarás cuando los cuentos se acaban dicen "Y tuvieron muchos hijos", ahí tienes la respuesta, mi adorada princesa.

¿Sobre cómo tratarte? es sencillo mi amor, no saldrás de la casa más allá de las 12 de la noche, porque las princesas deben tener largos sueños, así que no te preocupes, que cuando yo salga a la calle te daré amorosamente dos sedantes para que tengas mucho sueño, para poder despertarte todas las mañanas con un beso oliendo a trago, cigarrillo y perfume barato. Y no te preocupes si se me quedan las llaves del castillo adentro, sé que tu lanzarás tu larga caballera para que yo pueda jalarte el pelo y poder subir cada vez que llegue trasnochado de donde las putas. Aunque tú no harás nada en el castillo, para eso tienes que traerte a esos siete eunucos miserables, si, los mismos que te veían las tetas y el culo con mucho disimulo, mientras se hacían los que te ayudaban...¿Crees que soy pendejo? recuerda que soy tu hombre ideal. 

Mi amada princesa, viviremos en el castillo del viejo cabrón de tu papá, recuerda que viví muchos años de estanque en estanque, y no tengo una soberana mierda que ofrecerte. Aparte, que decidí salvarte de las garras de la bruja, solo para que ese viejo marica me tuviera en cuenta con algún trabajo en el reino, al ser marido de su hija, nadie podía echarme del trabajo. Así que espero que se muera rápido, y recuerda que por sucesión de títulos, seré yo el soberano de todo lo que tu papá trabajó toda su vida, para que llegara yo, con solo pelar el diente fuera todo mío...así somos los príncipes mi amor. 

Mi princesa amada, si ves que podemos vivir un verdadero cuento de hadas, y déjame ser gentil, al menos para que la bruja conozca mis artes amatorias antes de que se mueran, ten presente que les dará envidia saber que lo que hice una noche con ellas, lo hago siempre contigo, y si lo piensas, más la bruja se volvería amargada, así que no me pienso negar a darles aquello que siempre quisieron, sabes que soy un príncipe muy complaciente y con un enorme corazón.

Tu como buena princesa, deberás siempre tener rollos en tu cabeza, recuerda lo disfuncional que siempre fue tu familia, tu papá un pendejo que se dejaba manipular de la tipa que mató a tu mamá, la cual, de paso, te odia. Nunca fuiste criada con el carácter suficiente, siempre sumisa y soñadora, esperando a que te laven los calzones porque ni eso supiste hacer, porque siempre tenías a los enanos o a cualquier otro bobo pretendiente que te hacían de todo. Como tal, llegué yo y te salvé como siempre, lo cual implica que sin mí...sencillamente te mueres, por algo siempre fuiste princesa. 

No esperes mucho de mí, fui casi toda mi vida un infeliz sapo, no estudié, ni fui mucho menos a la Universidad, pero tengo todo los requisitos para seguir viviendo un cuento de hadas, por tu alimentación no me preocupo, como dormiste más de cien años, debes saber que el sueño alimenta, y además fue difícil quitarte la halitosis, luego hacerte una dentadura nueva, sin olvidar que tu cuerpo suele ser baboso y escamoso porque también fuiste un pescado al cual de cariño le decían sirenita, pero pescado al fin y al cabo. 

Eso es lo que tengo para ofrecerte mi princesa, te propongo vivir nuestro cuento de hadas. 

Te amo mi princesa.