No sé qué
soy, a veces la línea entre ateo, agnóstico, escéptico, secular, es
tan fina como un pelo de bebé. Solo que no sé si hay un ser superior, no me
interesaría que lo hubiese, y si lo hay, poco me importaría, así que no se en
que categoría caigo yo. No odio la navidad, lo que recuerdo de
navidad en mi infancia es un padre complaciente y amoroso, una madre cariñosa,
un ambiente de encuentro, tuve los juguetes que quise, hasta
me ponían a elegir cual quería, que ropa quería. Nos soltaban en
el almacén a nuestra disposición. Así que no tengo resentimientos en
ese sentido, todos los pseudogrinch terminan llorando por las razones que los
llevan a comportarse así, e igualmente son respetables sus opiniones, pero
nadie le da más importancia a la navidad que aquel que dice odiarla.
Yo no
odio la navidad, ni reniego de eso, quien me quiera dar un regalo lo asumo como
un acto de consideración, quien me quiera decir feliz navidad lo tomo cuando me
dicen "Que dios lo bendiga mijo", como una cortesía, porque para esa
persona significas algo, no le eres indiferente, y tal vez te estimen
más de lo que piensas. Es la armonía, sobre todo la consideración con tus
semejantes, en mi caso no reniego cuando alguien me manda bendiciones, ni
cuando dicen que oran por mí, es su forma de expresarme alguna estima, ¿Quién
soy para decirles que no lo hagan? me enseñaron modales en mi casa, y aprendí
que todo detalle que nace del corazón vale mucho, incluso, si es una oración
que le hagan a alguien que no cree en esas cosas.
¿Cómo es
mi navidad? como cualquier día del año, solo que me abstengo de salir a ciertos
sitios por la inseguridad, las aglomeraciones, el hecho que el día me sea un
poco indiferente no cambia el ambiente que los demás sienten de eso. Si sale
alguna cena familiar, voy, porque mi familia está por encima de lo que crea o
no crea, no es ser ni acomodado, ni aprovechado, es no ir a la defensiva ante
nada. El amor va por encima de toda ideología o forma de pensar. Muchos
de los que dicen odiar a Dios, es porque posiblemente están resentidos,
tal vez no les han dado aquello por lo cual no quieren luchar en su vida,
solamente esperan que les caiga del "cielo".
He pasado
24 de diciembre sin bañarme, metido en mi casa, leyendo, oyendo música, como
haría usted en cualquier día de descanso, no me afano, el ambiente externo no
cambia por las vivencias internas. Si me emborracho, pues me he emborrachado
hasta un martes, miércoles, sea de agosto, mayo, enero, febrero, no
distingo meses o fechas para dar rienda suelta a mis gustos mundanos. La
navidad de este no creyente, no es nada
del otro mundo, al menos la mía, trascurre como un día común. A menos que haya
visita y toque hacer más limpieza que cualquier otro día del año, como quitar
esa telaraña que dura 364 días del año, y que justo en navidad se quita para que
la visita no diga....uy qué casa tan puerca!
Así son
mis navidades, días como cualquier otro, como un viernes o un sábado, si
sale el plan se sale, y porque no pase nada no voy a morir ni darme golpes de
pecho. Para muchos seré un perdedor por no salir un 24 de diciembre, dentro de
mi es solamente un día como cualquier otro, sencillamente si no creo en un ser
supremo. Ni mucho menos en un personaje cuya existencia histórica es
toda una mentira milenaria. Es parte de un sentido de coherencia, y créame,
que ni en mis peores momentos de vida he intentado recurrir a un ser imaginario
para calmarme, la calma me la dan mis actos, el amor, familia, amigos, el
trabajo, la música, el cigarrillo.
Como lo
puede ver, al menos para esta persona que no cree en dios, ni cristo, ni alá,
ni nada que se le parezca, no sufre en navidad, sufriría lo que podría pasar
cualquier día del año. Más sensibles son aquellos que dicen odiar la navidad,
hay que entender que vivir con resentimientos del pasado a veces es más dañino
que un cáncer, esas personas que dicen odiar la navidad, tal vez quieran más
atención que los demás, oír una voz que les pregunte…¿Por qué la odias? Y tal
vez podremos entenderlas mejor, pero hay que dejarlas que sufran solitas,
tienen sus motivos, y se les debe respetar, al resentido hay
que oírlo antes que criticarlo, lo segundo solo le hace creer que
sigue estando con la razón.
Y así es
la navidad de un no-creyente, lo que pasará en cualquier fecha del año, lamento
decepcionarlo si esperaba otra cosa, pero solo describí un día común en mi
vida, y la navidad es uno de esos días.
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