viernes, 23 de diciembre de 2011

La navidad de un NO creyente

No sé qué soy, a veces la línea entre ateo, agnóstico, escéptico, secular, es tan fina como un pelo de bebé. Solo que no sé si hay un ser superior, no me interesaría que lo hubiese, y si lo hay, poco me importaría, así que no se en que categoría caigo yo. No odio la navidad, lo que recuerdo de navidad en mi infancia es un padre complaciente y amoroso, una madre cariñosa, un ambiente de encuentro, tuve los juguetes que quise, hasta me ponían a elegir cual quería, que ropa quería. Nos soltaban en el almacén a nuestra disposición. Así que no tengo resentimientos en ese sentido, todos los pseudogrinch terminan llorando por las razones que los llevan a comportarse así, e igualmente son respetables sus opiniones, pero nadie le da más importancia a la navidad que aquel que dice odiarla. 

Yo no odio la navidad, ni reniego de eso, quien me quiera dar un regalo lo asumo como un acto de consideración, quien me quiera decir feliz navidad lo tomo cuando me dicen "Que dios lo bendiga mijo", como una cortesía, porque para esa persona significas algo, no le eres indiferente, y tal vez te estimen más de lo que piensas. Es la armonía, sobre todo la consideración con tus semejantes, en mi caso no reniego cuando alguien me manda bendiciones, ni cuando dicen que oran por mí, es su forma de expresarme alguna estima, ¿Quién soy para decirles que no lo hagan? me enseñaron modales en mi casa, y aprendí que todo detalle que nace del corazón vale mucho, incluso, si es una oración que le hagan a alguien que no cree en esas cosas.

¿Cómo es mi navidad? como cualquier día del año, solo que me abstengo de salir a ciertos sitios por la inseguridad, las aglomeraciones, el hecho que el día me sea un poco indiferente no cambia el ambiente que los demás sienten de eso. Si sale alguna cena familiar, voy, porque mi familia está por encima de lo que crea o no crea, no es ser ni acomodado, ni aprovechado, es no ir a la defensiva ante nada. El amor va por encima de toda ideología o forma de pensar. Muchos de los que dicen odiar a Dios, es porque posiblemente están resentidos, tal vez no les han dado aquello por lo cual no quieren luchar en su vida, solamente esperan que les caiga del "cielo". 

He pasado 24 de diciembre sin bañarme, metido en mi casa, leyendo, oyendo música, como haría usted en cualquier día de descanso, no me afano, el ambiente externo no cambia por las vivencias internas. Si me emborracho, pues me he emborrachado hasta un martes, miércoles, sea de agosto, mayo, enero, febrero, no distingo meses o fechas para dar rienda suelta a mis gustos mundanos. La navidad de este  no creyente, no es nada del otro mundo, al menos la mía, trascurre como un día común. A menos que haya visita y toque hacer más limpieza que cualquier otro día del año, como quitar esa telaraña que dura 364 días del año, y que justo en navidad se quita para que la visita no diga....uy qué casa tan puerca!

Así son mis navidades, días como cualquier otro, como un viernes o un sábado, si sale el plan se sale, y porque no pase nada no voy a morir ni darme golpes de pecho. Para muchos seré un perdedor por no salir un 24 de diciembre, dentro de mi es solamente un día como cualquier otro, sencillamente si no creo en un ser supremo. Ni mucho menos en un personaje cuya existencia histórica es toda una mentira milenaria. Es parte de un sentido de coherencia, y créame, que ni en mis peores momentos de vida he intentado recurrir a un ser imaginario para calmarme, la calma me la dan mis actos, el amor, familia, amigos, el trabajo, la música, el cigarrillo.

Como lo puede ver, al menos para esta persona que no cree en dios, ni cristo, ni alá, ni nada que se le parezca, no sufre en navidad, sufriría lo que podría pasar cualquier día del año. Más sensibles son aquellos que dicen odiar la navidad, hay que entender que vivir con resentimientos del pasado a veces es más dañino que un cáncer, esas personas que dicen odiar la navidad, tal vez quieran más atención que los demás, oír una voz que les pregunte…¿Por qué la odias? Y tal vez podremos entenderlas mejor, pero hay que dejarlas que sufran solitas, tienen sus motivos, y se les debe respetar, al resentido hay que oírlo antes que criticarlo, lo segundo solo le hace creer que sigue estando con la razón. 


Y así es la navidad de un no-creyente, lo que pasará en cualquier fecha del año, lamento decepcionarlo si esperaba otra cosa, pero solo describí un día común en mi vida, y la navidad es uno de esos días.

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