lunes, 2 de enero de 2012

Toros, carne y demás


Corrida de Toros, Francisco Goya Lucientes.

¿Mi opinión sobre la tauromaquia? sencilla, es una práctica condenada al ostracismo por las nuevas generaciones, que odia el maltrato a los animales, pero que algunos de sus miembros no se resiste a lucir unas botas de cuero. Pero ese no es el asunto, ya dejé sentada mi posición, no me gusta la tauromaquia de la misma forma que no me gusta el Golf, me parece tedioso y aburrido, no tiene la emoción propia en un partido de fútbol de Millonarios, Barcelona, Real Madrid o Junior en semifinales de algún torneo. No ando con discurso protector de los animales, aun sabiendo que una carne asada me causa un placer intenso y casi orgásmico. 

Sé que una cosa es ver una corrida de toros y otra es ver la muerte de una vaca en un matadero, el taurófilo goza viendo la corrida, en esa metáfora que es la tauromaquia, el hombre contra la bestia, contra ese simbolismo de sus pasiones inmanejables, de cómo el torero se enfrenta a su oponente, es la lucha del hombre contra la imponencia de la naturaleza. Eso es la tauromaquia, ni más ni menos. No me dejo llevar fácilmente por las pasiones, ni cuando escribo poesía.

No pienso juzgar a los anti-taurinos, que recurren a imágenes amarillistas, es curioso que odien ver sufrir a un toro, pero si usan las imágenes del sufrimiento del mismo en sus campañas de publicidad. Son formas de despertar pasiones, como si decir "torero hijueputa" fuera más efectivo que comprender la situación y luchar desde la educación para erradicar esa práctica, que es el fin que ellos persiguen. Pero no, el amarillismo vende, crea respuestas viscerales, alejadas de una lógica que permita reflexión, si se quiere cambiar un comportamiento, debe pasar por el filtro social, es decir llevarlo a una reflexión y no solamente despertar respuestas escandalosas y vacías de argumentos. 

No juzgo a los taurinos, de la tauromaquia se han desprendido obras artísticas, musicales. Basta con ver cuadros de Goya, o escuchar la ópera Carmen de Bizet, las cuales no hubieran existido de no ser por la tauromaquia. Una vez dije en twitter "Da asco la inspiración derivada de la tauromaquia, en cambio la inspiración derivada de una guerra genera películas y aplausos" ¿A que jugamos como sociedad? se le dice asqueroso a un cuadro sobre una corrida de toros, pero una película o una canción inspirada en una guerra (Por si no sabe, ahí matan más) genera sentimientos diversos en las personas, por lo general de carácter positivos o reforzados socialmente. 

Entonces pasamos a otra parte del asunto, la inspiración en la tauromaquia, si alguien dice que todo lo que se haga inspirado en la tauromaquia es sucio y abominable, entonces Goya pasa a ser un caricaturista de medio pelo. En cambio algo inspirado en narcotráfico, guerras, corrupción, convierten a escritores y directores mediocres en todos unos genios, salvo contadas excepciones que retratan esos aspectos desde la crítica y no desde el endiosamiento de esos actos criminales. 


¿Entonces? si se va a criticar el arte desde sus inspiraciones, entonces todo arte sería censurable, su inspiración deriva de aspectos inconscientes que son sublimados a manera de ser socialmente aceptados, si se empieza a censurar el arte por conveniencia y sesgo personal, ahí bajamos otro escalón en el conflicto de inspiración actual. 

Queda la reflexión, cuando toco estos temas no doy respuestas, no soy maestro acá, ni me pagan por hacerlo. Ahí están mis puntos de vista, así como fui libre de publicarlo, usted es igualmente libre de decir lo que quiera, eso sí, no espero el mismo respeto que yo tuve para expresarme, es cuestión de estilos. 

Posdata: Si, sé que los que comemos carne no nos da placer ver matar a la vaca, el placer es cuando nos pega el olor en la parrilla... o no? háganse ahora los defensores de los animales, carnívoros pero anti-taurinos.

3 comentarios:

Rafael PN dijo...

Agradado por los argumentos que leo.

Un gusto como siempre. Saludos.

Diana Like.no.other dijo...

Este tema es complejo y creo que has mencionado los matices necesarios para abordarlo. Yo soy carnívora en contra de la tauromaquia y admiro también el arte que se desprende de la misma. Sin embargo, no me gusta el ejercicio en sí no sólo porque es triste ver morir al toro para animar al público sino precisamente por esa lucha del hombre contra la naturaleza que mencionas, ese antropocentrismo absoluto que tenemos y que tanto me choca. Muy pocos aceptan su condición como una especie de primate más, con mayor desarrollo del encéfalo pero tan agresivo como sus ancestros. Seguimos pensando que los demás seres vivos nos pertenecen, que somos superiores y no es tan así. Me gustó mucho la entrada.

Catalina dijo...

Iba a poner un comentario, pero estaba escribiendo mucho, entonces decidí publicar una entrada en mi blog en respuesta a tu entrada, te invito a que la leas. Me gusta mucho tu blog, y como escribes.

Att: @rocatas