Al igual que
el marraneo económico, dicho comportamiento se basa en lo mismo. En el
aprovechamiento del otro, por lo general de lo que suele tener, bien sea por afecto
o dinero.
Dicho marraneo
es sutil, por lo general la otra persona lo disfraza de amistad, nada más lejos
de eso. ¿Por qué? Por una sencilla razón, no existe la reciprocidad, aspecto
básico en una relación de amistad. Quien marranea al otro, nunca hará por esa
persona lo que esa sí hace por ella. Porque no puede, no porque no quiera, es
que no puede porque no tiene nada que dar, seres vacíos que pretenden llenarse
de la abundancia emocional de otro. Sanguijuelas emocionales.
Lo anterior suele
pasar desapercibido por obra y gracia de las excusas, tales como “Seguro no
tendrá tiempo” “Es más importante lo que le pasa a esa persona” Algo totalmente
falso, son excusas de quienes no aceptan la indiferencia del otro, la poca
importancia del otro respecto al vínculo. Es excusarlo, es tener paciencia con
quien jamás la tendrá por usted. Cuando a usted le toca tragarse las
miserias del otro y esa persona comparte sus alegrías con cualquiera, menos con
usted.
Y pueda
que tengan razón, que no tengan tiempo, que sean olvidadizos, pero un momento
¿Usted por qué no lo es también? Por una sencilla razón, es una persona sincera
que aún cree en la amistad. Eso está bien, pero no se deje del otro, porque
termina usted sintiendo más bien lastima por esa persona, tan desvalida, con
tan poco dentro de sí misma y que siempre termina buscándola a usted. ¿Lo ha
detallado?
No es
pagar favores, porque la amistad no es algo que obligue a sentir o no sentir. Simplemente
fluye en personas maduras, no es obligación oír al otro solo por oírlo y luego
decir “No sé qué decirte” por una sencilla razón, no tienen nada que decir
porque le valió cinco lo que a usted tanto le costó expresar algo delante de
alguien que no se pondrá nunca en su lugar.
¿Y usted
dónde queda? Porque también siente, tiene problemas, sufre, ríe, llora, en últimas
es un ser humano. ¿Pero cuando lo expresa que sucede? Pues que la otra persona,
esa que usted aprecia mucho, empieza a contarle sus cosas, hasta por milésima vez.
Pero ahí es donde usted falla, porque debe poner un límite entre lo que usted
expresa y lo que debe usted expresar. ¿Todo para esa persona y nada para usted?
A veces las victimas de marraneo emocional se lo buscan, no por expiar al que
lo hace, sino porque al mostrar ser personas tan reales terminan siendo
utilizadas bajo disfraces de cariño y afecto infundados.
“Es que esa
persona no podría entender mis cosas” Error ¿Y usted por qué sí puede hacerlo? Quítese
la venda de los ojos, esa persona no le dedicaría la misma intensidad que usted
sí tiene. Ningún ser humano sobrepasa el conocimiento del otro, el silencio es
prudencia y la palabra vacía es agresiva. Por tanto no debe porqué verse
obligado a ser paciente con el otro ¿Acaso usted lo es? Pues no, y justamente
ahí entra lo que mencioné anteriormente, la reciprocidad que en las relaciones
humanas es el equivalente a la justicia.
Habrán días en
que usted no quiera hablar con esa persona, pero es por eso, porque siente que
en verdad nada le aporta a su vida, mientras que usted termina haciéndole la
vida al otro, incluso le presta sus sentimientos para que esa persona los
manifieste con otros, menos con usted. Pero tal vez se pregunte ¿Por qué sigo
ahí? Y le tengo la respuesta, por lástima. Solo por eso
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