jueves, 7 de febrero de 2013

Cualquier día.


Cae en la tarde en medio de un caos.
Se asoma lentamente una larga noche.
En la que cada palabra se sentirá lejos.
Esperando a que salgan lentas y sin reproche.

Sin poder callar, mucho menos poder gritar.
Buscando las palabras para poder hablar.
Silencios que hacen parte de un plan.
Hasta poder tenerte hasta el final.

Un final que puede durar poco.
Un final que puede durar mucho.
Un final sin comienzo.
Un final tal vez sin terminar.

No me culpes por mis palabras.
Porque a nada estarás amarrada.
Soy inocente de plasmarlas.
Pero culpable de dejarte sonrojada.

Sentir que el camino todavía es largo.
Que caminar cura ese corto letargo.
Que correr sería asustarte.
Que asustarte implicaría alejarte.

Olvida todo lo hablado.
Desde que te vi será más que pensado.
De poder verlo realizado.
Mientras en tus brazos me sienta descansado.

Quiero tener toda la paciencia.
Hacerte sentir única y eterna.
Hacer cada paso a conciencia.
Desechar la repetición de la pena.

No es fácil, porque no eres así.
Hacer de este reto una gran oportunidad.
Recompensa en tus labios carmesí.
Premio perdido entre las estrellas y su inmensidad.

Viajar y perderme.
No volver a encontrarme.
Siento que eres ese laberinto escondido.
Donde quiero sentirme siempre protegido.

Cayó por fin la tarde.
El día apenas empieza.
La noche con su cielo oscuro.
Será la tinta con que te encubro.

Solo es hoy, apenas un día más.

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