Las circunstancias a veces nos
condicionan nuestros estrictos juicios internos, es decir que nuestra
ecuanimidad no es una línea recta e inquebrantable, pero al ser algo voluble no
es inestable, no es fija pero tampoco irreal. Es decir: en ocasiones vemos cosas más
grandes de lo que son o más pequeñas a pesar de determinada magnitud. La pelea entre
lo importante y lo urgente.
Nos pasa cuando nos fijamos en
alguien. En ese momento es lo último, el alfa y el omega, más allá del bien y
el mal. Es lo deseado, pero lo deseado pierde validez cuando se obtiene. ¿Entonces
qué pasa luego? Pues cuando todo se acaba, la magia desaparece, se nos viene
una pregunta algo incomoda y que genera cierta rasquiña en la conciencia ¿Yo
qué mierda le vi? Entonces sentimos vergüenza, sentimos que pelamos el cobre,
que esa persona era menos de lo que uno medianamente esperaría de algo. No es
nada, un chanfle a la izquierda, un acto fallido, un desastre.
Pero ¿Por qué? La respuesta es
sencilla: esa persona dejó de ser algo significativo a nivel interno. Nuestra forma
de verla cambió, se sabe que no se ajusta al propio ego. El narcisismo propio
de una relación. Eres en cuanto tengas lo que quiero, no eres cuando dejas de
ser aquello que quiero. Fácil de saber, difícil de reconocer e imposible de
aceptar.
No me referiré acá a aspectos
delicados como una relación tormentosa y viciosa, no. Solo me quedaré en lo
básico, lo otro sería un tratado sobre masoquismo y falsa intuición. Masoquismo
por dejarse utilizar para otros fines y falsa intuición porque vemos que todo
eso es mentira y no se dan cuenta de cosas tan evidentes en el otro.
Siguiendo con la peladera de
cobre ¿En qué momento sentimos esa vergüenza por el otro? La sentimos en el
momento en que uno se percata que a eso se le dio demasiada importancia y se le
restó importancia al desastre inevitable. Iba a serlo, pero todo que se haga
solo por la excusa de intentarlo termina en fiasco. Siempre una parte llevará
más del bulto que la otra, es carreta que las cargas se equipara, empezando con
que no son clones y cada quien tiene su forma de pensar y sentir, de ahí que
nunca las decepciones sabrán igual en ambas personas por igual.
¿Tú qué le ves? Es lo que nos
preguntan en determinado momento otras personas, uno responde “Yo le veo lo que
tú no le ves” error, justamente ahí está el asunto, nos creemos que vemos más
allá y cuando terminamos estrellados nos damos cuenta que el ciego fue uno
mismo y que el otro al no tener el juicio alterado ve las cosas como son, algo
independiente de sí, una realidad dada, a la que solo se le da un nombre y
punto.
La cuestión está en seguir
pelando el cobre con otros, que los otros lo sigan pelando con uno. Solo así se aprenderá a no ser tan jodones al
momento de elegir, que por cosas que terminan siendo mínimas dejamos a muchas
personas por otras que tienen todo aquello que se le teme y no se quisiera
tener.
Guns N´Roses – Estranged.
Guns N´Roses – Locomotive.
1 comentario:
Creo que en este tipo de cosas también encaja un poco mi post sobre los prejuicios. Uno tiende a pensar que los prejuicios son necesariamente asumir algo malo de la persona, pero hace poco me quedé pensando que no es así. Un prejuicio también puede ser idealizar a una persona, asumir que se sabe algo de ella o que se ve algo en ella que tal vez no exista. Cuando uno se enfrenta a la realidad y descubre que la persona no es lo que uno se imaginaba, se desencanta. Ante eso sigo pensando que lo mejor es dejarse sorprender por las personas, tomarse la molestia de conocerlas realmente antes de suponer una cantidad de historias, cualidades y defectos de los cuales no tenemos certeza.
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