jueves, 4 de abril de 2013

¿Por qué no marcho?


Tengo la excusa inmejorable,  no hacerlo por cuestiones de salud, debido a que el sol en exceso en años anteriores me dejó ciertos daños en la piel, que si bien no son graves, no puedo abusar de eso. Pero el punto no es ese.

La marcha del 4 de febrero de 2008, fue auspiciada desde un gobierno altamente cuestionado, apoyada por seres de dudosa reputación y era un aplauso a un gobierno que gobernó con el narcoparamilitarismo, tanto en el congreso y otras instituciones como el DAS. Una marcha de falso nacionalismo, que gritaban “Chávez go home” sin saber que en la zona fronteriza del país se vende es pura gasolina subsidiada por ¿Adivinen quién? Sí, el gobierno de Venezuela. ¿Por qué entonces no pedir que esa gasolina se deje de vender en el país? Digo, hay que ser coherentes con el Chávez Go Home.

La marcha del 4 de febrero fue un aplauso al paramilitarismo desde una sociedad cegada, que cansada de la violencia llegó a endiosar a otros victimarios que les vendieron y les siguen vendiendo como los héroes  justicieros del país. Mi pregunta es ¿En qué se relaciona la lucha antisubversiva con violar niñas de 10 años? Casos son miles y están reseñados, por decir algo.

Ahora con la marcha del 9 de abril, aquella que nos quieren meter un reclamo a la paz. Pero la paz no puede ser negociada a cualquier precio, ni mucho menos desde la impunidad del victimario. Sí, sé que hay otras formas de justicia transicional que no implica cárcel y demás. Pero me pongo a pensar en las victimas ¿Qué pensará ese huérfano al ver al asesino de su padre no pagar ni reconocer ese crimen? ¿Qué hubiese pensado el país si Mancuso en vez de un discurso de una hora en el congreso fuera senador? La cuestión es de ambas partas, menos mal no sufro de percepción selectiva.

Cuando me dicen “No esperes ver unas Farc rendidas y pagando cárcel” me pregunto ¿Tan doloroso será para esa persona verlas rendidas? ¿En qué le afectaría en su forma de pensar? No se puede ser ingenuo en este país, si hay gente que justifica el paramilitarismo, por simple lógica también habrán que justifiquen la guerrilla y todas las formas de “lucha” no seamos tontos.

Esa marcha de la impunidad del 9 de abril, de una sociedad que anhela tanto la paz, que está tan cansada de la violencia que está dispuesta a sacrificarse a cualquier precio con tal de no volver a saber de actos terroristas. Como aquel padre que se rinde ante el berrinche de su hijo en un almacén. Se está vendiendo la dignidad por simple resignación a que no haya otra salida.

¿Qué intereses hay en el 9 de abril? Si el 4 de febrero tuvo sus intereses en la imagen mediática del presidente de turno, que no bajaba del 60% de aprobación, ahora imagine para quien la tiene actualmente a menos de 50%. ¿Por qué no? ¿Acaso unas sí y otras no? ¿Hay cuestiones sagradas que no se pueden poner en tela de juicio? Lo siento, pero no funciono así.

La sociedad colombiana no puede vender su dignidad y su idea de justicia por el cansancio de la guerra, pero lo hará. Tal vez sienta que es la última oportunidad. Pero en la vida todo se paga y espero, por el bien de mi país, que el remedio no salga peor que la enfermedad. 

1 comentario:

Sandra Leventhal dijo...

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