Bien pudiste haber terminado
siendo esperma tirada en un baño o en el abdomen de tu mamá, el problema es que
entró y te fecundó. La mejor información genética permitió que
nacieras como eres, hermosa, inteligente, aquella mujer que a muchos podrías
robarle el sueño y que además serías la musa anónima de cualquier
poeta frustrado que pulula por las calles de la ciudad. Déjame decirte,
que aquel vientre donde te formaste, no es como cualquier otro,
un útero bendito que hizo una magnífica labor contigo. Hasta el día
de tu nacimiento, en que tus ojos destellaban cualquier basural que pudieras
mirar, siendo un hada mágica que con palabras inacabadas crea melodía con su
voz.
Por eso el vientre de
tu madre no es cualquier lugar, fue donde te formaste, donde los rasgos
delicados de tu rostro alcanzaron su nivel inferior para que luego la
naturaleza se encargara de crear en ti una belleza sin igual. No aquello que se
ve en una revista o se ve en una película pornográfica. Por eso es tu
madre, aquella que te pudo haber enseñado muchas cosas y ocultado otras,
aquella que desde niña te dijo que tu papá solo era de ella y nunca tuyo, te
dejó ciertos medios y una que otra rayadera neurótica.
Fue tu madre, aquella que te
parió, por de la cual saliste a cualquier sitio, a cualquier ojos, a cualquier
cama, a cualquier fantasía masturbatoria sin que lo sepas. Saliste para meterte
en cuanto corazón solitario te quisiera tener sin necesidad que lo supieras. De
ahí que tu madre sea digna de mi admiración y respeto, no porque te parezcas a
ella, sino que sufrió para parirte así como otros sufren por tener algo de ti. Esto
es así, eres tú ahora, aquella que se duerme arropada de miedos y estrellas
diurnas.
Eres eso justamente, envuelta en
inocencia en tu espejo, envuelta en lujuria cuando sales a la calle, insisto en
que el vientre de tu madre hizo un gran trabajo. Te dio el placer absoluto
hasta que te tocó llorar y aguantar para poder tener lo que en el vientre nada
te costaba. Por no pensar en lo que en vez de ser amamantada, son tus senos los
que ahora desean ser amamantados por cualquiera que te vea enfundada en ropa,
así no los muestres, todos saben que ahí están.
Bendita tu madre, maldita tu. Maldita
tu madre, bendita tu. Elige lo que te convenga escuchar y ser para alguien que
sueñe contigo. Si tu madre es bendita, es porque eres una maldita que anda por
ahí rompiendo corazones, si eres una bendita es porque posiblemente tu madre
sea aquella bruja del cuento que se interponga siempre a tu felicidad. Porque nada
es perfecto, ni siquiera tú lo eres.
Igual queda toda la admiración y
devoción para tu madre, pudo perfectamente acostarse con otro que no fuera tu
papá y no fueras lo que eres ahora. ¿Más bonita? Tal vez, pero no serías tú.
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